lunes, 8 de febrero de 2016

Las flores en la liturgia


El uso litúrgico de las flores se rige por los tiempos litúrgicos, pues la presencia o ausencia de éstas es un signo eficaz por su contraste.

Puede adornarse el presbiterio con flores todos los días salvo en Cuaresma, en el día de los fieles difuntos y en los funerales. Sin embargo en el Domingo Laetare (IV de Cuaresma), las solemnidades y las fiestas que ocurran en la Cuaresma, sí pueden usarse las flores.

Durante el Adviento puede adornarse el presbiterio con flores, pero con moderación, para no anticiparse a la alegría plena del Nacimiento del Señor.

En el Domingo de Pascua, en cambio, debe de haber muchas más flores de lo habitual. Esta ha sido la costumbre de la Iglesia, por la que incluso se ha hablado de la “Pascua florida”, al hacer referencia a la obligación de los fieles de comulgar una vez al año cuando menos. En el Vaticano, el Domingo de Pascua se adorna la Plaza de San Pedro con muchísimas flores, volviéndola un verdadero jardín.


Los arreglos florales deben de colocarse más bien cerca de el altar, que sobre la mesa, como indica la Instrucción General del Misal Romano. Es mejor evitar el uso de plantas de interior; es preferible colocar tiestos con flores. Y también es mejor no usar nuca flores artificiales, porque es de mejor gusto y porque representa mejor su significado litúrgico

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