lunes, 6 de julio de 2015

Los Agnus Dei

Hasta hace algunos años, con los cirios pascuales de las basílicas romanas y de las velas usadas en por el papa en la fiesta de la Presentación del Señor, se elaboraban unos objetos de cera redondos u ovalados en los que se grababa un Cordero de Dios con el lábaro de la Resurrección por un lado y, por el otro, un tema religioso variado (generalmente un santo recientemente canonizado). Por el motivo grabado a estos discos se les llama Agnus Dei.

Esto no se hacía todos los años: únicamente en el primer año de pontificado de un papa, cada siete años después de su elección, y en los años jubilares.

Los Agnus Dei eran elaborados por monjes, y el miércoles de la Semana de Pascua eran presentados al papa, quien los bañaba con agua mezclada con crisma y bálsamo mientras decía unas oraciones consagratorias. Era una especie de “bautizo” (lo digo como analogía por la efusión de agua).


En la misa papal del sábado siguiente (el sábado “in albis”) celebrada en la Capilla Sixtina, después del Agnus Dei el papa ponía un paquete con estos discos en la mitra invertida de cada cardenal y obispo que asistía a la misa, quienes los regalaban a los fieles.



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