viernes, 30 de mayo de 2014

Consagración episcopal V



Una vez que el nuevo obispo se ha sentado con la mitra y el báculo en su cátedra (o sede en el caso de las consagraciones que hace el papa), se dirige frente al altar, y ahí recibe el “osculum pacis”, el signo de la paz de todos los obispos presentes, como una forma de significar que se ha integrado al colegio episcopal.

Tras este signo, la misa continúa como de costumbre con el ofertorio, la plegaria eucarística y el rito de la comunión. Concluida la oración después de la comunión, el nuevo obispo recorre toda la basílica con mitra y báculo bendiciendo al Pueblo de Dios, mientras se entona el Te Deum. Es acompañad por los diáconos que le asisten. 


Cuando ya recorrió toda la basílica, el Santo Padre imparte la bendición final, con lo que termina la misa de consagración episcopal.

jueves, 29 de mayo de 2014

Consagración episcopal IV


Tras la unción con el crisma, se desarrollan los llamados “ritos explicativos” del sacramento. El nuevo obispo se acerca al Santo Padre y se arrodilla ante él. El papa le entrega, en primer lugar, el Evangeliario, pues como obispo le corresponde la tarea de enseñar la Palabra de Dios.

Mientras se lo entrega le dice: “Recibe el Evangelio y proclama la Palabra de Dios con deseo de instruir y con toda paciencia”.

Después le pone el anillo en el dedo anular de la mano derecha. Todos los obispos usan un anillo, como símbolo de que son cabeza de una iglesia local, y la Iglesia es la Esposa de Cristo. Únicamente el Viernes Santo, en que el Esposo ha muerto, no lo usan. Mientras el Santo Padre se lo pone le dice “Recibe este anillo, signo de fidelidad, y permanece fiel a la Iglesia, esposa santa de Dios”.

En tercer lugar le impone la mitra en la cabeza. Antes, el segundo ceremoniero le pone el solideo. Cuando veo la mitra en la cabeza de un obispo pienso que tiene la forma de una lengua de fuego, y me imagino al Espíritu Santo iluminándolo. Mientras el papa se la impone le dice: “brille en ti el resplandor de la santidad para que, cuando aparezca el Príncipe de los pastores, merezcas recibir la corona de gloria que no se marchita”.

Por último, el papa pone en las manos del nuevo obispo el báculo pastoral, que es signo de la jurisdicción que tiene, la potestad de regir en una iglesia particular. También es símbolo de pastor pues éstos llevan un callado. Por eso, mientras se lo entrega le dice “cuida de todo el rebaño que el Espíritu Santo te ha encargado guardar como pastor de la Iglesia de Dios”

En ese momento, en nuevo obispo se pone de pie. Ya lo reconocemos como tal por su indumentaria. Se ve igual que los tres que los consagraron.

Cuando se ordena a un obispo residencial en su diócesis, en ese momento se le sienta en la cátedra, la sede presidencial que tiene cada obispo en su catedral.

Como en el caso de las consagraciones episcopales que hace el papa no son de obispos en sus diócesis, sino para otras, el recién ordenado se sienta en un asiento que se le ha preparado junto a los obispos consagrantes, como signo de que se ha incorporado al orden episcopal y puede sentarse junto a ellos.

Este es el único día en que veremos que un obispo usa báculo en una misa que celebra el papa. En cualquier ceremonia sólo el papa usa la férula. En las celebraciones en que participan varios obispos, solo el principal usa báculo. Pero en una consagración episcopal pueden verse varios báculos o, báculos episcopales y la férula papal. 



miércoles, 28 de mayo de 2014

Consagración episcopal III


Cuando terminan la “Letanía de los Santos”, el elegido camina hasta la sede, y se arrodilla frente al papa. El Santo Padre, de pie y con mitra, le impone las manos sin decir nada. Tras ello, el elegido hace lo mismo con los dos obispos co-consagrantes. Recordemos que se requieren tres obispos para consagrar a alguien en el episcopado. Si hay más obispos presentes, todos le imponen las manos.

Tras lo anterior, el elegido se pone de rodillas en el lugar en el que se postró, frente al altar. Los diáconos que lo asisten y que entraron detrás de él en la procesión se acercan y colocan el Evengeliario abierto sobre su cabeza. Es un símbolo de que la verdad del evangelio debe iluminar los pensamientos del obispo.

Cuando ya tiene el Evangeliario sobre su cabeza, el Santo Padre pronuncia la oración consagratoria, cuya parte principal dice: “Infunde ahora sobre este tu elegido la fuerza que de ti procede: el Espíritu de gobierno que diste a tu amado Hijo Jesucristo, y él, a su vez, comunicó a los santos Apóstoles, quienes establecieron la Iglesia como santuario tuyo en cada lugar para gloria y alabanza incesante de tu nombre.” Esta parte la dicen los tres obispos consagrantes.


Terminada la oración consagratoria, el nuevo obispo se dirige nuevamente a la sede. El Santo Padre le unge la cabeza con el Santo Crisma. No unge las manos como en la ordenación presbiteral, sino la cabeza, como señal de la consagración de todo el ser. Mientras hace esto le dice: “Dios, quien te ha hecho partícipe del sumo sacerdocio de Cristo, derrame sobre ti el bálsamo de la unción y, con su bendición haga fecundo tu ministerio”.




martes, 27 de mayo de 2014

Consagración episcopal II


Tras la homilía, el que va a ser consagrado se pone de pie frente al altar. El Santo Padre lo interroga sobre su fe y sobre sus disposiciones.

Este interrogatorio comienza con esta monición que hace el papa sentado en la sede: “Una antigua disposición de los santos Padres establece que quien ha sido elegido para el Orden episcopal sea previamente examinado ante el pueblo, sobre su fe y sobre su futuro ministerio. Por tanto, amado hermano, es necesario que, en primer lugar, hagas ante la iglesia, aquí reunida, tu profesión de fe.”

Y le pregunta los artículos de la profesión de fe: “¿Crees en la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, un solo Dios, todopoderoso, en tres personas iguales en su naturaleza, poder y eternidad, con una sola voluntad y majestad, por quien fueron creadas todas las criaturas celestes y terrestres, visibles e invisibles, corpóreas y espirituales?” A lo que responde “Sí, creo firmemente.”
Otras de las preguntas que le hace son: ¿Te comprometes a mantenerte fiel a la fe católica?, ¿Rechazarás toda herejía, toda doctrina y toda postura que altere la fe genuinamente católica y la organización fundamental de la iglesia?
Al final, el papa le dice: “Dios, que comenzó en ti esta obra buena, él mismo la lleve a término.”


Acto seguido, el que será consagrado se postra en tierra, como en su ordenación presbiteral, y el coro recita las “Letanías de los Santos”.

lunes, 26 de mayo de 2014

Consagración episcopal I


El viernes el Santo Padre conferirá la ordenación episcopal a un presbítero. Con ese motivo explicaremos el rito de consagración episcopal, tal y como lo hicimos con la ordenación sacerdotal hace un par de semanas.

Antes que nada una aclaración. Se le llama “consagración episcopal” más que “ordenación episcopal”, como una forma de significar que se confiere el máximo grado del orden sacerdotal.

Para que no haya ninguna duda sobre la validez del sacramento, para demostrar que ingresa a un colegio (el episcopal), y para demostrar la máxima importancia del acontecimiento, deben ser tres los obispos que consagren. Incluso si preside el Papa, debe haber otros dos obispos.

Pues bien, antes de la ceremonia, el que será consagrado se reviste con ámito, alba, cíngulo y estola, como es habitual. Después se pone la dalmática que usan los diáconos y, encima de ella, la casulla. Es una forma de significar que recibirá la plenitud del orden.

En la procesión de entrada, el ordenando va detrás de los presbíteros y antes de los obispos. Justo detrás de él van dos diáconos, que lo asistirán durante la ceremonia, como veremos.

No está en las rúbricas, pero el Papa Francisco ha tenido la costumbre que, después de incensar el altar, inciensa al candidato al episcopado, para lo que baja y va hasta su lugar.

La misa se celebra como de costumbre hasta el Evangelio. Terminado éste, se entona el himno “Veni Creator”. Es un himno medieval en el que se le pide al Espíritu Santo que descienda sobre los fieles. Se utiliza para pedirle al Paráclito que ilumine. Por eso se canta al inicio del Cónclave. También se canta en actos universitarios. Su primera estrofa dice: “Ven Espíritu Creador; visita las almas de tus fieles. Llena de la divina gracia los corazones que Tú mismo has creado.”

Acabado el himno, comienza el rito de ordenación. El obispo que consagra se traslada a una sede móvil que se pone frente al altar. En el caso del papa esto no ocurre, porque la sede habitualmente se encuentra en este lugar.

A este lugar se acerca el nuncio apostólico (en este caso el nuncio en Italia), le pide al papa, en nombre de la Santa Madre Iglesia que consagre obispo al candidato.

El obispo consagrante principal le pregunta al nuncio si existe una bula papal, a lo que el nuncio le responde que sí, tras lo cuál le da lectura a la bula.

Esto es así, porque sólo puede realizarse una consagración episcopal si lo manda el Santo Padre. Si se realiza sin este mandato, la consagración es ilícita, y conlleva la pena de excomunión late sententiae (automáticamente, sin necesidad de un juicio), para todos los que consagran y para el nuevo obispo.

Cuando el papa es el consagrante se omite esto, porque no se le puede pedir a el papa que tenga orden del Santo Padre.


Concluido el mandato, el papa hace la homilía.

Les dejamos una foto de la procesión de entrada, para que vean cómo van los diáconos atrás de los candidatos; una foto en que se ve la dalmática abajo de la casulla; y una foto de una bula papal de nombramiento episcopal.